Numero 32 Registrazione al tribunale di Roma N° 3/2004 del 14/01/2004

Antes de la crisis

di Samuel Jiménez Moraga

 

 

Confundidos por los números, no lograremos ver esa realidad social que grita fuerte en nuestros hogares cada día. La intervención de la banca en los 80, permitió que el sistema financiero recuperara su condición hasta transformarse en un factor predominante de la economía chilena. La industria del dinero multiplica sus ganancias, luego de sobreponerse a una etapa de quiebre y haber resuelto por la vía de las fusiones, los potenciales problemas que podrían haber generado los eslabones más débiles de la cadena de bancos y financieras.

Las promesas de los constructores del actual sistema económico, nos transformaron en un país de consumidores y de exportadores de recursos naturales, sin el valor agregado adecuado, es decir, sin la inteligencia para vender trabajo y calidad.

Tenemos todo y debemos casi todo, pero sin trabajos ni contratos estables, con más dependencia y menos seguridad de la energía y la alimentación.

Los “suntuarios” pasaron a ser “necesarios” y ahora es tiempo de pagar.

La evolución que ha tenido el gasto en las mediciones que cada 10 años hace el INE, evidencia los cambios de hábitos de consumo, da cuenta de las variaciones de lo que destinamos a vivienda, transporte, alimentación, etc.

Por ello, para no confundirnos con cifras, convengamos en que es una situación socialmente conocida, que hoy, uno de los insumos que más nos cuesta y que más nos obliga es el dinero. Si, nuestras autoridades insisten en reiterar que no tenemos crisis, podríamos convenir en que todos estamos de acuerdo en que si no hay, lo importante es evitar que exista. Para ello las medidas que se han adoptado, como reprogramación de deudas, aunque inicialmente han sido aceptadas como buenas, no han sido suficientes y se hace necesario que el sistema financiero y el Estado adopten medidas que aseguren las cancelaciones, eviten la quiebra de empresas, la desocupación y se generen condiciones que permitan a personas y empresas a ser factores creadores de riqueza. Ese conjunto de medidas para consumidores, productores y clientes de todo tipo se deben adoptar ahora.

Del mismo modo como con decisión se intervino el sistema financiero, se debiera actuar antes de que los problemas escalen posiciones de mayor riesgo.

Los Estados Unidos, que vive en estos meses una crisis de confianza, incapacidad de pago de los créditos hipotecarios y de la pequeña empresa, dispone de grandes cantidades de dinero para evitar el colapso y recuperar la normalidad. La reprogramación,por seguridad de todos; de clientes, empresas y bancos, en condiciones que aseguren su estabilidad, se deben y pueden adoptar de manera automática, es decir que las nuevas condiciones sean traspasadas a clientes y empresas.La UF,que no es una moneda, que es una herramienta para actualizar el valor de la moneda, debe adecuarse a las necesidades de hoy y debiera congelarse, al menos por un tiempo.El Estado puede hacer lo mismo con los deudores de impuestos y contribuciones.El país tiene que tener seguridad de resolver sus problemas antes de la crisis.