Mejoramiento Genético
Se ha definido y reiterado por el nuevo gobierno, el convertir a Chile en Potencia Agroalimentaria y Forestal, desafío que exige entre otras muchas necesidades: Diversificar la matriz productiva, y ampliar los mercados de destino de nuestros productos. Pero quizás mucho más relevante que lo anterior es cómo transformarnos en un país capaz de generar nuevas tecnologías y para ello debemos orientar las decisiones políticas que permitan fortalecer la capacidad innovativa en el desarrollo de toda la cadena, que impacte en la base productiva pero también en la industria.
Chile, ya es un actor importante en la producción de alimentos, en fruta fresca, vinos, hortalizas procesadas. También en producción de semillas aprovechando la contra estación con el hemisferio norte y hay que decirlo y no cansarnos de lo, gracias a nuestra fitosanidad que nos otorga importantes ventajas competitivas. Ocupamos los primeros lugares en frambuesas, uva de mesa, ciruelas secas, sólo por citar algunas especies, pero, mucho del material genético que exportamos, no ha sido producido en nuestro país, es importado y en Chile lo multiplicamos, he ahí el gran desafío actual y futuro.
El INIA ha sido por décadas el principal generador de variedades de cultivos anuales en trigo, lupino, rapa y papa.
Con respecto al maíz, (también cultivo anual), han sido los actores privados los grandes impulsores y con relación a hortalizas, son grandes compañías extranjeras las que se han instalado en chile aprovechando nuestras condiciones de productores para el mundo.
Retomando la idea inicial que recoge el gran desafío de convertirnos en potencia agroalimentaria y forestal, está la necesidad de investigar y producto de ello, desarrollar nuestras propias variedades que desarrollen a plenitud su potencial genético y sean capaces de resistir largos períodos de viajes .Tenemos allí, otro gran desafío cual es mejorar la durabilidad del producto en el período de post-cosecha.
Por muchos años, los programas de mejoramiento genético en el mundo fueron mayoritariamente dirigidos por entes públicos, financiados por los estados, sin darle importancia a la propiedad intelectual, tema que ha emergido con fuerza los últimos años, en la medida que los privados pasan a ser, cada vez más, actores importantes en esta materia y los sectores públicos concentran sus esfuerzos en áreas diferentes produciendo bienes públicos.
La propiedad intelectual de variedades vegetales data de 1961 con el primer tratado en esta materia creando el sistema UPOV, (Convenio Internacional para la Protección de los Vegetales).
Ahora bien, el Mejoramiento Genético tiene varias etapas y cada una de ellas requiere de tiempo, en general es de 12 años en el caso de frutales, siendo para hortalizas y cultivos anuales algo menor.
Los últimos años, con la mayor coordinación ciencia-empresa, la integración entre las Universidades y los Institutos de Investigación y los estímulos a través del estado mediante el apoyo económico a los Consorcios y la visión de Cluster deberán tener como corolario un ostensible avance en mejoramiento genético fortaleciendo la capacidad competitiva del sector agrícola nacional.
Leopoldo Sánchez Grunert: es Director Nacional del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA, de Chile. Ha sido diputado en dos periodos, es Médico Veterinario y actualmente es Presidente de FONTAGRO, que es la organización de los Institutos de Investigación de Chile y tiene su sede en Washington.