Numero 40 Registrazione al tribunale di Roma N° 3/2004 del 14/01/2004

Nuevo golpe

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Por Samuel Jiménez Moraga

 

ttYa no son los aviones que bombardearon La Moneda en el Chile del 73, tampoco las Fuerzas Armadas y su Junta, ni los acuerdos del Congreso Nacional de ese año, en que en un texto que presentaba la posibilidad de más de una lectura, creaba el clima final para el derrocamiento de Allende y luego, por decreto, el fin de los partidos políticos de izquierda y el receso de los restantes. No hemos escuchado a Nixon llamando a reventar la economía chilena si asumía Allende y no vemos, a simple vista, la acción de los aparatos de inteligencia, que articularon y reclutaron a los que estuvieron dispuestos y disponibles, para intervenir militarmente la democracia chilena.
Algo sucede ahora, que se suma a lo anterior y tiende a dejar a las mayorías nacionales fuera de las instancias de participación real, marginadas de los sitios de poder y aceptando que sean otros los que definan su suerte. Las definiciones políticas,” las tomamos nosotros”, es una frase que se escucha en el Congreso, en los ministerios y en el Gobierno.
Las organizaciones gremiales y sociales, permanecen pero sin autonomía y con su existencia dependiendo, clara y fuertemente de “la clase política”.
Los acuerdos que permitieron el traspaso del poder de las manos militares a las civiles, dieron una dirección diferente a los movimientos sociales y populares, que en razón de sus principios, coincidieron, en hacer ver su demanda para restablecer la justicia, el derecho y la libertad.
El regreso de los partidos políticos, la apertura de los registros electorales, han demostrado ser un acto coordinado, para transformarlos en organizaciones que no son más, que instancias logísticas de apoyo a los que en nombre del pueblo pero sin el pueblo, vienen definiendo la suerte del país.
Las organizaciones gremiales, las Juntas de Vecinos, los sindicatos y federaciones, las llamadas organizaciones intermedias, simplemente no forman parte del interés de la clase política.
Eliminaron, sin necesidad de decreto ni de discusión de ningún tipo, las ideologías, impusieron la publicidad del “voto ciudadano”, la idea de votar “por la persona”.
Los partidos actúan como notarias para certificar los nombres de los candidatos y en el caso de los presidenciables, los dos con mayor cobertura comunicacional, han creado sistemas de campaña similares, formando redes con sus cercanos y dejando a las organizaciones sociales fuera del plano de la participación para establecer lo que llaman “programa de gobierno”. Es todo un cambio rólico, en la que la permanencia de las organizaciones, sirven como canales de invierno, para conducir las aguas de las ayudas en tiempos de crisis y que van secos, en tiempos de estabilidad.
El comportamiento como clase política, excluye a los partidos y a las organizaciones, es una nueva nobleza que espera la oportunidad para vencer el pudor y asumir su condición de monarquía. Son los nobles con sus propios, sin control social, los que han dejado al mundo del trabajo, a productores y empresarios, privados de toda participación efctiva, ellos deciden y definen, la participación y la organización han sufrido un nuevo golpe.

 

 

Samuel Jiménez Moraga: Soy un Consultor. Mi trabajo principal es Asesor de Empresas La Discusión de la Universidad de Concepción. Pienso que basta con decir Consultor, lo otro es muy largo. Tengo estudios de sociología en la Universidad de Concepción Soy Asesor y Consultor de Empresas La Discusión, Consultor del Consorcio Agrícola del Sur, Consultor de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, Columnista del diario La Discusión Escritor: tengo dos publicaciones registradas: Prologo y "De frente y Perfil".